Agapé

Soy aquel niño que observaba las estrellas y pudo conquistar tu amor

Fue una tarde anochecida cuando pudimos cogernos de la mano

Y en otra, cuando disolvimos nuestros cuerpos

Se entrelazaron y se enroscaron en ese soplo sin final

También hubo un momento en el que creímos ser un avatar de la propia divinidad

Y conocimos el lugar donde vuelan las nubes

Y aprendimos a ser prisioneros de nuestras propias palabras y de nuestros anhelados deseos

Y fuimos arrastrados a una orilla hasta que el grito seco de las olas puso fin aquel instante sostenido

Y hubo un día que aquel grito puso en mi una castidad involuntaria y certera

Y el acecho de una primavera, con pretensiones de ser aquel instante sostenido fue diluido

Mi castidad ahora es ciega