Flores

El cielo se abre buscando respuestas que mi estomago grita con certeza

Como lo es aquella manzana vieja esperando nutrir mi alma en pena

Es el silencio lo que me mata, es esa frecuencia baja que emana una mala racha

Bajo la sábana de una noche interminable en que cuento las estrellas de tu espalda

Nos amamos siendo de porcelana, nos abrazamos refugiados en una frazada de lana

Buscando la calidez de un sol triste oculto en el pasado

Hoy te busco en el respiro fresco de un puñado de flores amarillas

En medio de la inmensidad del mar y en mi cocina

He ofendido al misticismo de un santo, he arañado la mano de un dios sagrado

Creo en mi, creo en ti y en nuestra cometa de vuelo sin fin