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El señor Yamaguchi Lyrics
- Genre:Acoustic
- Year of Release:2024
Lyrics
El señor Yamaguchi no ha salido de ninguna película de Karate Kid ni de ninguna serie manga. El señor Yamaguchi era un hombre normal que llevaba una vida normal, sin demasiados aspavientos. Pero un día todo esto cambió. No estaba escrito en su guion personal, pero sí que estaba escrito en el de su vida.
Fue un 6 de agosto de 1945. Era un día soleado, de pleno verano, con ese calor sofocante y húmedo de los veranos japoneses. Yamaguchi se encontraba en un viaje de negocios en una ciudad al oeste del Japón. Me gusta pensar que estaba paseando tranquilamente mientras comía un helado de dos bolas, una de chocolate negro y otra de coco, en medio de una calle concurrida, rodeado de gente, llena vida.
Dicho paisaje de calma y de goce se vio sorprendido por el vuelo furtivo de un avión extranjero. Un avión que cruzaba lentamente el cielo. Nadie sabía que traería. El ruido de sus motores primero era lejano y un tanto agradable y luego se hizo presente y cercano. Y en un instante, rompiendo el azul celeste, apareció un paracaídas y acto seguido una luz, un destello cegador que lo cubrió todo por completo y al momento una onda expansiva que lo barrió todo. Yamaguchi pensó en ese momento que había muerto. El hombre no podía ver nada. Todo estaba oscuro a su alrededor, pero poco a poco, la luz, como la esperanza, volvía a sus ojos y a su corazón. Yamaguchi estaba vivo. Respiraba. No lo podía creer. Se levantó del suelo con dificultades y vio que todo había cambiado. La ciudad de Hiroshima aparecía devastada ante sus ojos.
Yamaguchi, desde las runas, acababa de sobrevivir a la primera bomba atómica lanzada sobre población civil de la historia de la humanidad. La bomba, que había tocado suelo japonés, la habían bautizado los Aliados irónicamente con el nombre de "Little boy", niño pequeño, como si de un juego de niños se tratara.
Yamaguchi pasó la noche en el hospital curándose las heridas y al día siguiente se volvió para su ciudad natal, Nagasaki, a 400 y pico kilómetros al sur de donde se encontraba. El 9 de agosto, 3 días después de lo vivido, Yamaguchi llegaba a su hogar. Allí se reencontró afectuosamente con su familia, y mientras deshacía la maleta encima de la cama, a eso de las 11:02 de la mañana vio por la ventana el mismo flash, la misma onda expansiva y la misma devastación. Se repetía el guion. La segunda parte de la misma película. En su cabeza pensó que por un momento la bomba que acababa de sobrevivir hacía 3 días le estaban persiguiendo por el país. Pero no. Era otra. Una segunda bomba nuclear, esta vez llamada "Fat man", El hombre gordo, caía con todo su peso sobre su ciudad.
El resto ya es historia. Una herida en el mundo que aún se está curando. Miles y miles de personas que les cambió la vida repentinamente o que directamente la perdieron. El Sr. Yamaguchi se propuso una cosa simple. Muy simple. Contarlo. Con el poder de la palabra recorrió cada rincón que pudo para explicar lo vivido. Era palabra viva de lo que muchos no pudieron contar jamás. Era como si todos esos hombres y mujeres sin voz hablasen a través de las palabras Yamaguchi. Se había convertido en el guardián del relato. En el guardián de la memoria.
El tiempo pasó y también pasó para Yamaguchi y contra todo pronóstico la vida le volvía sorprender con un giro final en su argumento regalándole longevidad y buena salud.
El 5 de enero de 2010 Tsutomu Yamaguchi moría a sus 93 años. Su testimonio recuerda a las generaciones presentes y futuras la responsabilidad de ser humanos. De habitar en este mundo que es de todos y que no es de nadie.
El año anterior a su muerte, el gobierno japonés le declaraba como único superviviente a las 2
detonaciones nucleares. Un hombre que pasó su vida andando, contando y guardando el relato